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11 de junio de 2013

¿Juana? ¡Juana! Juana.

         
           Soy Juana. Y debería iniciar esta historia con un  -Había una vez- pero dejemos los cuentos de hadas a un lado, los típicos cuentos de hadas. Porque aunque parezca extraño la fantasía hace parte de estas letras que me han traído hasta aquí. ¿Aquí? ¿Qué es esto? ¿Quién le llamo mundo, al… planeta? ¿Por qué dibujan al mundo redondo? y ¿Quién fue el que dijo que este círculo azul verdoso al que llamaron tierra, tiene un principio? Si los círculos no tienen principio ni fin. Geométricamente hablando. Pero en fin, ya estoy aquí o allá o donde usted quiera imaginarme.
Sentada debajo de un árbol floripondio, leyendo un poco a Sahren Kreptow sobre la existencia del universo, del cosmos y de la vida; pero no solo de la vida humana como tal, sino de la vida como utopía. La creación de seres extraños, de personas de ficción y lugares recónditos de la mente humana. Así, mientras sostengo este libro, siento como el aire entra por mi nariz, y ese mismo aire despeina mis pestañas. Hoy es martes creo, y tengo hambre, lo único que tengo a mi alcance son las semillas de esté árbol que me sostiene, ¡Ay mi cacao sabanero! Que no lo puedo dejar de comer. Todo se vuelve odorífero e intuitivo, algo va a acabar con un olor a extraño. Ese aire condensado que estaba entrando por esos dos agujeros en medio de mi cara, había tornado un sabor diferente, y de un momento a otro me estaba interrogando ¿Qué hacía aquí? Y ¿Quién era yo? Empecé a preocuparme sobre el universo, el cosmos y la vida. Pero todas eran preguntas sin respuesta. Soy una chiflada más del montón, lo sé.  Pero, ¿cómo llegue ahí? O ¿aquí? O… Me salí del círculo donde todos transitan. Me sentía víctima de mi imaginación ¿La mía? Me parece absurda la idea de la palabra realidad. Siento que quiero desaparecer en este instante, y llegar a otro cuento u otra historia u otro caos.


-Hola, ¿Cómo estás? Le pregunte a una ardilla que paso justo por mis pies.
-Bien. Respondió. Sonriéndome la muy mordaz. Como si supiese que estoy demente.    



Torpes sentidos que me desorientan. Me llevan a otra dimensión en este cuento, sueño, juego, o lapso. Donde soy una protagonista, una burla para un animal; o lo que sea, que fuese para lo que me toco ser en esta corta vida. De lo único que puedo estar segura es que no existe ese tal mundo redondo como todos lo pintan, el mundo es los ojos que lo miran. Yo solo soy estas las letras que acaban de leer y esa imaginación que los llevo a hacerme real, porque no existo. Coexisten ustedes que me leyeron y me supusieron. O quien me escribió y me imaginó. Pero indudablemente no soy la misma Juana para todos, de seguro que cada cabeza habrá de entenderme diferente a lo que realmente soy. O fui. Porque esto llego a su fin. 





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3 de junio de 2013

El Zen, el arte de olvidarse de uno mismo…


                    Si bien entiendo, por Zen, como el budismo, una ejercitación de la concienciauna actividad que trata de armonizar lo consciente con lo inconsciente. Una conciencia cotidiana de hacer las necesidades básicas sin ninguna pregunta, ni razonamiento. Volver al niño que se fue y hacer de las labores de la vida, una subsistencia sin interrogaciones del porqué, dónde y cómo. El Zen es entonces, el arte de olvidarse de uno mismo.

En el libro: ‘el zen, en el arte del tiro con arco’ Larelación entre el Zen con el arte del tiro, (Y aclarando al“arte” del tiro de arco, no como deporte, Si no, más biencomo un ritual) es una simple analogía del ser espiritual con el ser físico. Al decir que el arquero, la flecha y el blanco son una sola energía, trata de expresarnos que para lograr hacer lo que se quiere hacer y lo que a uno le gusta ser, hay que despegarse del ser físico y dejarse llevar por la energía que esté ser proyecta.

Así pues, si relacionamos el zen con la actuación. O más precisamente con las clases que tiene un actor en formación. La idea es que mediante esos juegos de improvisaciones, cambios de roles y actividades que necesitan de mucha concentración, tales como “el juego de la estatua”, “el juego de imitación” y demás dinamismosdonde siempre el papel principal es para la imaginación. Se logre llegar a una búsqueda de liberación del <yo> físico, Sin duda se puede decir que es una búsqueda hacia sí mismo.     Y así pasar a un estado zen, donde actuar parta de realizar las acciones por destreza innata de un cuerpo no pensante.

Tal tarea, parece fácil, pero para ser un ser zen, hay que desprenderse de muchas índoles, superar miedos y adentrarse a un mundo totalmente diferente e inequívoco.¿Pero, cómo llegar a ese punto de espiritualidad acertada?La meditación es la forma en que se llega, y volviendo a la actuación, los juegos escénicos en los que un actor, brota toda su destreza; serian el camino hacia el fin, que vendría siendo también el comienzo. Un nuevo <yo>.

Eugen Herrigelen estos párrafos tomados de su texto, me aclaro el sentido que le doy al zen, relacionado con la actuación. Y porque no, con la vida misma. La finalidad es vivir como un ser libre y feliz. Y actuar sin miedo, disfrutando cada momento.


<El hombre intrépido debe saber desprenderse de la existencia silencioso e impasible.>

 

<De manera que su existencia conozca únicamente

horas felices. La suprema libertad aún no se le ha convertido en necesidad absoluta.>

 

 

 

                               Por: Karen Eraso